Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2014

Ladrón...

¡Menudo ladrón es usted! Que me roba el corazón en un instante. Y, después con tono dulce, me pide se lo obsequie... ¡Qué difícil responder a aquella petición! No por entregarlo, no me mal entienda usted. Pero ¿cómo le he de regalar algo que ya le pertenece por propia voluntad?

Dormir...

Y ¿si te digo, que no puedo dormir? Porque el recuerdo de tu mirada no me deja en paz, que te necesito y que te quiero... Que prefiero acostarme en tu pecho y cobijarme con tus brazos. Besar tus manos, acariciar tu piel y jugar con tu cabello... Prometerte que aunque no esté contigo, no me iré de tu lado, hacerte saber que te quiero, que me importas y que te protegeré y cuidaré de tus sueños... Que no me siento más feliz que cuando estoy contigo... Que te extraño...?

Por qué?

¿Qué pasa, cuando aún hay imágenes y recuerdos? Cuando algo termina, ¡¿qué importa si aún los conservamos?! Pero... ¿Qué sucede pues... cuando iniciamos una nueva etapa, cuando volvemos a hacer promesas, y pregonamos nunca haber sentido o dicho algo igual, puesto que no nos creíamos capaces? ¿Qué ocurre entonces... si conservamos aún a la vista de todos, aquellos recuerdos... aquel pasado que empaña el presente e impide ver el futuro? ¿En verdad lo empaña? ¿Por qué seguimos conservando aquello, si se supone que amamos a alguien, si nos hemos dado cuenta de que nunca habíamos amada hasta ahora? Y... ¿por qué lo soportamos? ¿por qué soportamos ver aquellas imágenes que guarda la otra persona? ¿Es acaso nuestro amor, tan fuerte y firme? O ¿es que, somos tan tontos, o nos sentimos tan solos que nos ponemos la manta en el rostro y en el corazón y en todos los sentidos? ¿es que, en realidad eso ya no importa? Si sabemos que no importa, que no fue real como lo es el presente...