Andrómeda no permaneció encadenada...

...Exausto, pero lleno de júbilo, Perseo se apresuró a liberar a Andromeda de sus ataduras. Llorando, la abrazó, y cuando la miró a los ojos sus palabras no dichas le aseguraron que la búsqueda de la mujer de sus sueños había terminado incluso antes de que hubiera empezado...

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